Parte de nuestros deseos son naturales, y otra parte son vanos deseos; entre los naturales, unos son necesarios y otros no; entre los necesarios, unos lo son para la felicidad, otros para el bienestar del cuerpos y otros para la vida misma en general.
Para Epicuro la felicidad está en los placeres (o mas bien en el gozo) del cuerpo, con tal de que estos sean naturales, moderados y serenos. Considera además que los goces del alma (como la amistad, y los recuerdos placenteros)hasta pueden llegar a ser superiores a los goces del cuerpo ya que éstos valen solo en tiempo presente, mientras que los del alma, duran respecto al pasado, existen en el presente y se proyectan hacia el futuro.
El modelo de "sabio" propuesto por Epicuro se contrapone al modelo estoico: no debe el hombre abstenerse de todo placer sin por el contrario, gozar moderadamente lo natural y necesario.
domingo, 6 de marzo de 2011
jueves, 3 de marzo de 2011
Los cínicos
Los cínicos tomaron como modelos a la naturaleza y los animales, los adoptaron como ejemplos de autosuficiencia y basándose en ello propusieron un modelo de comportamiento ético que consideraban fundamental para alcanzar la felicidad, aunque esto solo era posible mediante una rigurosa disciplina física y mental. Proponen la necesidad de la autoafirmación individual frente a una sociedad alienante y coaccionadora.
El cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse, y como no se han conservado las obras de los primeros cínicos, hoy son conocidos en gran parte por dichos y anécdotas (chreiai), que fueron transmitidos en forma de colecciones, la más usada es la de Diógenes Laercio, referencia fundamental para el estudio no solo de los cínicos, sino de gran parte de la filosofía anterior a su autor. Utilizaron recursos literarios diversos donde no faltan la parodia, la sátira, la anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y provocadora.
El sabio cínico considera que para alcanzar la felicidad es necesario la libertad, la autosuficiencia y el desapego. Los cínicos no estaban dispuestos a conceder que la felicidad dependiera de cuestiones ajenas a sí mismos, la libertad está en el centro de la forma de pensar cínica y se refiere a la libertad de acción y a la libertad de expresión.
El cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse, y como no se han conservado las obras de los primeros cínicos, hoy son conocidos en gran parte por dichos y anécdotas (chreiai), que fueron transmitidos en forma de colecciones, la más usada es la de Diógenes Laercio, referencia fundamental para el estudio no solo de los cínicos, sino de gran parte de la filosofía anterior a su autor. Utilizaron recursos literarios diversos donde no faltan la parodia, la sátira, la anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y provocadora.
El sabio cínico considera que para alcanzar la felicidad es necesario la libertad, la autosuficiencia y el desapego. Los cínicos no estaban dispuestos a conceder que la felicidad dependiera de cuestiones ajenas a sí mismos, la libertad está en el centro de la forma de pensar cínica y se refiere a la libertad de acción y a la libertad de expresión.
Eudemonismo de Aristóteles
Se entiende por "eudemonismo" toda teoría ética que identifica la felicidad con el Sumo Bien.
Puesto que la felicidad (o placer) es aquello que acompaña a la realización del fin propio de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le sobreviene cuando realiza la actividad que le es más propia y cuando la realiza de un modo perfecto; es más propio del hombre el alma que el cuerpo por lo que la felicidad humana tendrá que ver más con la actividad del alma que con la del cuerpo; y de las actividades del alma con aquella que corresponde a la parte más típicamente humana, el alma intelectiva o racional. Como en el alma intelectiva encontramos el entendimiento o intelecto y la voluntad, y llamamos virtud a la perfección de una disposición natural, la felicidad más humana es la que corresponde a la vida teorética o de conocimiento (por ello el hombre más feliz es el filósofo, y lo es cuando su razón se dirige al conocimiento de la realidad más perfecta, Dios), y a la vida virtuosa. Finalmente, y desde un punto de vista más realista, Aristóteles también acepta que para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos.
En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad en la adquisición de la excelencia (virtud) del carácter y de las facultades intelectivas
Puesto que la felicidad (o placer) es aquello que acompaña a la realización del fin propio de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le sobreviene cuando realiza la actividad que le es más propia y cuando la realiza de un modo perfecto; es más propio del hombre el alma que el cuerpo por lo que la felicidad humana tendrá que ver más con la actividad del alma que con la del cuerpo; y de las actividades del alma con aquella que corresponde a la parte más típicamente humana, el alma intelectiva o racional. Como en el alma intelectiva encontramos el entendimiento o intelecto y la voluntad, y llamamos virtud a la perfección de una disposición natural, la felicidad más humana es la que corresponde a la vida teorética o de conocimiento (por ello el hombre más feliz es el filósofo, y lo es cuando su razón se dirige al conocimiento de la realidad más perfecta, Dios), y a la vida virtuosa. Finalmente, y desde un punto de vista más realista, Aristóteles también acepta que para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos.
En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad en la adquisición de la excelencia (virtud) del carácter y de las facultades intelectivas
Intelectualismo moral Sócrates
La experiencia moral se basa en el conocimiento del bien. Sólo si se conoce qué es el bien y la justicia se puede realizar el bien y la justicia.
Sócrates se hace la siguiente pregunta: "¿Por qué se trata de lo más importante de todo, que es el bien de la ciudad y las leyes que son adecuadas para la conviviencia entre los ciudadanos, dejamos que todo el mundo opine y nos sometemos a la a la mayoría y no llamamos a aquél que sabe?"
Para el intelectualismo moral los asuntos morales y políticos tienen que ser cosa de expertos.
Sócrates dice que para alcanzar la virtud del saber tenemos que reconocer nuestra propia ignorancia, esta virtud la alcanzamos, al saber diferenciar el conocimiento del bien y el mal, ya que el hombre que actua mal no es por consecuencia malo, actua asi porque ignora la virtud de lo que esta bien y esta mal.
Nos dice que resultado de nuestros actos se ve en la reflexión del hombre sobre las exigencias, ya que cada uno es consecuente de sus actos y cada uno es juez de cada uno mismo.
Sócrates mediante su método socrático, que consiste en realizar varias preguntas aquellas personas que presumen de ser sabias, para hacerles reconocer su ignorancia y dejarles en evidencia en cuanto a preguntas que no saben como contestar.
El intelectualismo moral nos viene a decir que nos basta conocer el bien para cumplirlo, y que, debemos conocer el bien para actuar bien y cumplir con la serie de leyes que no impone para ser mejores ciudadanos. Y aquellas personas que actuan mal, no tienen porque ser consecuente malas, ya que actuan mal por ignorancia.
Sócrates se hace la siguiente pregunta: "¿Por qué se trata de lo más importante de todo, que es el bien de la ciudad y las leyes que son adecuadas para la conviviencia entre los ciudadanos, dejamos que todo el mundo opine y nos sometemos a la a la mayoría y no llamamos a aquél que sabe?"
Para el intelectualismo moral los asuntos morales y políticos tienen que ser cosa de expertos.
Sócrates dice que para alcanzar la virtud del saber tenemos que reconocer nuestra propia ignorancia, esta virtud la alcanzamos, al saber diferenciar el conocimiento del bien y el mal, ya que el hombre que actua mal no es por consecuencia malo, actua asi porque ignora la virtud de lo que esta bien y esta mal.
Nos dice que resultado de nuestros actos se ve en la reflexión del hombre sobre las exigencias, ya que cada uno es consecuente de sus actos y cada uno es juez de cada uno mismo.
Sócrates mediante su método socrático, que consiste en realizar varias preguntas aquellas personas que presumen de ser sabias, para hacerles reconocer su ignorancia y dejarles en evidencia en cuanto a preguntas que no saben como contestar.
El intelectualismo moral nos viene a decir que nos basta conocer el bien para cumplirlo, y que, debemos conocer el bien para actuar bien y cumplir con la serie de leyes que no impone para ser mejores ciudadanos. Y aquellas personas que actuan mal, no tienen porque ser consecuente malas, ya que actuan mal por ignorancia.
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